Formaba parte de una camada que nació en la calle. Su madre era una galguita abandonada a la que no pudimos rescatar, sí a sus cachorros. Nos costó capturarlos ya que no eran sociables con las personas y tenían cerca de los 4 meses.
De todos; Zar, es el más tímido, apenas se deja tocar, tan solo por una de nuestras voluntarias, la que los tuvo en acogida hasta su recuperación.