En pleno invierno, en los días más fríos, un vecino de Vva encuentra a Kai en el medio de la nada. Hace una llamada a la policía local que acude en su auxilio y mientras tanto lo protege en su coche tratando de dar calor a ese pequeño cuerpo en extrema delgadez y estado de hipotermia. Fue una suerte que lo descubriera porque no hubiese superado la noche.
Recibió atención médica, cariño y calor de hogar hasta que recuperó de nuevo las fuerzas y las ganas de vivir.
Ahora es un perro alegre, simpático, especialmente cariñoso, muy activo y con ganas siempre de juego...