Esto nos cuenta Ana, su rescatadora: La vimos desde el coche por el barrio del Pilar. Pensamos que estaba coja de las patas de atrás porque se le doblaban y que podía haberla atropellado un coche…. Dijimos “ese perro no se puede quedar aquí” paramos, la cogimos en brazos, aún siendo de tamaño grande (tenía aprox. 9 meses) pesaba poco…. La llevamos a casa y “eligió” un rincón en el salón donde le pudimos un colchón, estuvo tres dias que solo levantaba la cabeza para comer allí mismo y volvía a dormir. Para nuestra sorpresa cuando se levantó empezó a caminar sin prácticamente dificultad, poco a poco fue ganando seguridad en el caminar hasta alcanzar la normalidad total!. Se integró muy bien con nuestras perritas (Salí, Lupe y Lisa) y nuestro gatito Teo, así como con personas. Creció y creció hasta alcanzar la gran alzada que la caracteriza.